
Desde la semana pasada puede verse la exposición de Mario Maplé en Casa Mèxic Barcelona, una colección de retratos bajo el título de "El No Retrato", que configuran la primera exposición de este artista tapatío en Barcelona.
Este es el texto inicial de la exposición:

El No Retrato del Artista Adolescente
Mario Maplé llena de rostros Casa Mèxic Barcelona en una exposición, la primera en Barcelona pero que seguro no será la última, en que nos acerca sus últimas creaciones figurativas. La juventud del artista tapatío, residente en Barcelona mientras sigue estudiando arte, no es motivo para que el crítico de arte se ensañe ni en el estilo ni en la técnica del creador. Al contrario, esta juventud desprende un ímpetu y explosión vital que se plasma sobre el papel, desgranando los rasgos y los no-rasgos de los personajes que dibuja. Rostros desgarradores que viven en la frontera de la descomposición, hombres - casi todos hombres - que se desfiguran a medida que uno se aleja de la nariz. Hombres que no ven más allá de esas narices - rojas como las de los payasos de la crueldad y de lo grotesco -, otros con ojos desbordantes del paranoico que busca permanentemente algo donde asirse.
La exposición inicia con parejas de retratos en grafito, aquellos verdaderos rostros que se ocultan tras la fachada de amigos de la infancia, de familiares conocidos, de compañeros de fatigas... el rostro real que Maplé ve en ellos después de una charla, o en el recuerdo a la distancia, buscando la esencia del individuo y confiriéndole corporeidad, haciéndola epidermis. Rasgos que desvelan lo oculto, la miseria, la ilusión, la lucha, el deseo de todos estos personajes anónimos y al que sólo el artista pone nombre. Como si del retratista de Dorian Gray se tratara, la pintura nos desvela, ahora sí, el no retrato de una verdad que a menudo es horrenda y fea.

Albert Torras
Coleccionista.
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