jueves, 21 de noviembre de 2019

En el fondo, Pineda Matus

En el fondo, Pineda Matus
Artículo de Albert Torras sobre la exposición de Tomás Pineda en Casa Mèxic.
Presidente del Seminario de Cultura Mexicana - Corresponsalía Barcelona

El artista oaxaqueño Tomás Pineda Matus, uno de los mejores exponentes de la nueva plástica oaxaqueña, ya con una larga trayectoria a sus espaldas, expone un año más en Casa Mèxic Barcelona. En esta ocasión la serie creada a tal efecto, "Acuario", en que Pineda se sumerge en la técnica del grabado y en un tema, el del animal marino, que ya había explorado en anteriores etapas, aunque no en la dedicación que ahora nos muestra. 

El buen amigo Antoni Gelonch, propietario de la colección de grabado Gelonch Viladegut, probablemente la más importante de Catalunya, nos dice sabiamente que el grabado es, entre las artes, la más democrática, porque pone el arte en manos de las personas como usted o como yo, que no tenemos posibilidades a menudo de tener un óleo de autor de primera fila colgado en el salón. En ese sentido, los grandes autores de la historia del arte siempre han tenido presente el grabado, no sólo como una forma de dar a conocer sus piezas, su estilo, sus intereses, sino principalmente como una forma de acercarse a aquellos de los que proceden, las clases populares, en momentos en que su cotización se elevó sobradamente. Y no es nuevo, de Durero a Rembrandt, o de Posada a Tamayo, el grabado ha sido fundamental para el arte. Sin duda Oaxaca también ha tenido el grabado como pieza fundamental de gran parte de los autores que han superado las fronteras de ese estado y de todo México. Tamayo o el recientemente fallecido Francisco Toledo son ejemplos de la escuela a la que Pineda Matus pertenece, y no podemos valorarlo si no es con el ojo puesto en nuestros referentes directos. 

 En su última exposición en Barcelona, Pineda Matus fue mucho más extensivo en cuanto al tema, animales de índole muy variada, de la que recordamos la presencia poderosa de rinoceronte y búfalos, en un acercamiento a los orígenes de la tierra. Cualquier científico sabrá que en la evolución de los seres humanos, el pez tiene una posición, como ser nacido en un ambiente acuoso, muy anterior a cualquier mamífero. Son estos peces, a menudo con aletas cortas, con colas pequeñas, con un aire a lo primigenio del mundo, lo que el pintor nos desvela en un salto atrás siempre hacia el origen de su particular mundo. 

Pineda Matus, como si se tratara de un naturalista dieciochesco, perfila esas imágenes para nosotros tan lejanas, con un ánimo descriptivo exhaustivo, a las que motas y gotas de color dan toques de contemporaneidad. Como si fueran óxidos del tiempo sobre grabados barrocos, asistimos a una colección propia de gabinete de curiosidades, que toman sentido en su conjunto, aunque funcionan perfectamente como piezas separadas. Y es que Pineda consigue darle de nuevo el estatus de serie completa a la vez que nos ofrece pequeñas obras maestras que resultarían perfectas en cualquier salón. Y no se tomen eso como nada superficial. La democratización del arte por medio del grabado es precisamente eso. 

Uno que imagina a menudo cómo serían aquellas expediciones como la que a mediados del siglo XVIII guió a Sessé y a Mociño por las costas del Pacífico mexicano rumbo al gran norte desconocido. Y encuentra en estos grabados de Pineda Matus aquellas hojas de apuntes donde rápido se apresuraban a dibujar todas las maravillas que se encontraban, anotando lo más destacado de lo vislumbrado, apuntes y esbozos de lo que quizás nunca más verían y que ahora se les escurría entre manos, como escribas de la naturaleza. 


Un paseo por lo más hondo de la tradición del hombre, escudriñar lo que nos es desconocido, a la vez que descubrimos que con ello nos une algo mistérico que ni nosotros sabemos.

No hay comentarios: