
Esmeralda Cervantes era el nombre artístico de Clotilde Cerdà, hija del ingeniero Ildefons Cerdà, y de la pintora Clotilde Bosch. Entre los documentos que hasta el próximo 9 de febrero podemos ver en la Biblioteca Nacional de Catalunya hay la carta del presidente Porfirio Díaz, en que éste acepta la dedicatoria de la composición "La Paz", creada por Esmeralda, y dos diplomas, uno otorgado en 1877 por el Liceo Veracruzano, y otro por el Orfeó Català de Mèxic, de 1917. Estos documentos, y otros que guarda la Biblioteca, dan cuenta de la importante relación que tuvo esta compositora catalana con el México de finales del siglo XIX.
Pero entre el cúmulo de anécdotas y leyendas que jalonan la existencia extraordinaria de esta excepcional ejecutante, quizá sea la que mejor retrate su carácter caritativo y humanitario aquella que protagonizó, con tan sólo quince años, al lograr que el presidente de la República de México, Porfirio Díaz, dictase el indulto de un reo que se encontraba en capilla, permaneciendo arrodillada ante él, hasta que obtuvo la gracia. Más tarde, el mismo dignatario encargó expresamente para ella, y le hizo llegar como obsequio, un arpa cuya columna remataban el águila y la serpiente que constituyen los símbolos nacionales de aquel país.
Pero entre el cúmulo de anécdotas y leyendas que jalonan la existencia extraordinaria de esta excepcional ejecutante, quizá sea la que mejor retrate su carácter caritativo y humanitario aquella que protagonizó, con tan sólo quince años, al lograr que el presidente de la República de México, Porfirio Díaz, dictase el indulto de un reo que se encontraba en capilla, permaneciendo arrodillada ante él, hasta que obtuvo la gracia. Más tarde, el mismo dignatario encargó expresamente para ella, y le hizo llegar como obsequio, un arpa cuya columna remataban el águila y la serpiente que constituyen los símbolos nacionales de aquel país.

En 1875 viajó a América y actuó en Buenos Aires, en la corte del emperador del Brasil y en Ciudad de México. En 1881 entró a formar parte de la Logia Masónica Lealtad de Barcelona, de la que Aurea Rosa Clavé de Ferrer, hija de Anselmo Clavé formaba parte desde el año 1879.1
Cuando en 1885 regresó a Barcelona, puso en marcha con la doctora Dolors Aleu i Riera una institución educativa femenina de alto nivel, la Academia para la Ilustración de la Mujer (Acadèmia per a la Il·lustració de la Dona). En 1887 viajó a Constantinopla, contratada como profesora de arpa para el harén del sultán del imperio otomano. Finalmente, se retiró a vivir a las Islas Canarias, donde falleció.
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