domingo, 9 de enero de 2011

Roberto Aguilar, conversaciones con el Maestro


Esta tarde de domingo hemos visitado en Terrassa a Roberto Aguilar y su esposa Teresa Oliva, dos de las personas más repetadas en Catalunya por la comunidad mexicana, pese a que de hecho ninguno de los dos es mexicano de nacimiento, aunque lo son, por trayectoria y corazón. Con ellos hemos conversado de su trayectoria, digna de elogio.

Usted no nació en México, don Roberto.
RA (Roberto Aguilar): Nací en Chile, de padre mexicano, de Sinaloa y de madre chilena. Y ahí viví mis primeros años, aunque mi música siempre fue la mexicana, y ahí empecé a cantar. Era en 1955. Yo estaba en la Marina chilena, como radiotelegrafista, y un día, después de que me oyeran cantar, empezó mi carrera artística, como solista y también con un trio. Algunos me comparaban con Negrete, otros se preguntaban si éramos el Trio Calavera... pero a mi nunca me ha gustado compararme con nadie.

De Chile a Argentina.
RA: En Argentina ya me quedé con mi esposa Teresa, que es andaluza y a quien conocí estando ella de gira con su grupo.
TO (Teresa Oliva): Yo cantaba sobretodo canción española, que es lo que vendía en América con el grupo Romería. Con Roberto empezamos más tarde a cantar juntos, en duo. Hicimos giras por toda Latinoamérica y por los Estados Unidos, toda California y Las Vegas

Conocerían muchos artistas por aquel entonces.
TO: Cantando si. Además yo participé en algunas fotonovelas, con Antonio Prieto y otros artistas de la época.
RA: Estuvimos compartiendo escenario con Los Panchos, con el Trio Calavera, con Amalia Mendoza, con Cuco Sánchez... ya afincados en Argentina.

¿Y siempre dedicados a la ranchera y canción mexicana?
RA: En Argentina me propusieron cantar canción argentina, pero la música debe llevarse dentro. Y yo la música que llevaba dentro era la mexicana. Cantar no es solo interpretar una canción, sino vivirla, entender el sentimiento.
TO: También compartíamos escenario con el Ballet Nacional de México, con quien hacíamos giras por los Estados Unidos. El Ballet estaba dirigido por Silvia Lozano, porque Amalia Hernández se quedaba en el Teatro de Bellas Artes con la compañía estable.
RA: En ese entonces ya vivíamos en México, en el DF.

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¿Y como que acabaron en Catalunya?
RA: Somos una familia internacional. Mexicanos pero yo nacido en Chile y mi esposa en Andalucia. Tengo cuatro hermanos nacidos en Chile y cuatro en México. Mis hijas son argentinas de nacimiento. Mi nieto es catalán. Y vinimos de visita un día al Sur, a Andalucia.
TO: Quisimos visitar Girona, porque yo había estudiado ahí de pequeña. E insistí para que nos quedáramos.
RA: Y nos tuvimos que poner a trabajar cuando se acabó la lana del viaje.

¿Fue facil?
RA: En el año 1990, hace veinte años, cuando llegamos, no había competencia. Éramos casi los únicos intérpretes de canción mexicana. No un mariachi, porque éramos nosotros dos. Y empezamos con un representante que nos consiguió trabajo durante más de un año. Finalmente nos pusimos por libre. Había trabajo. La música mexicana gustaba, había un público para ella, pero no había lugar donde escucharla.

¿Y qué hicieron?
RA: Luego de varios conciertos de nosotros dos, nos decidimos a montar un mariachi. No eran mexicanos pero grandes profesionales, había gente de aquí y de toda Latinoamérica, violinistas del Teatro del Liceo, músicos profesionales. No eran mexicanos pero la música sonaba muy bien.
TO: Nos fuimos a México y compramos el vestuario para todos. Hicimos más de ochenta galas ese primer año, en clubes de la Caixa Catalunya, en discotecas, en restaurantes...

Eran los años de las Olimpiadas.
RA: Y años de mucho trabajo. Fines de año, galas, fiestas mayores... Uno de los primeros restaurantes mexicanos de Catalunya fue el México Lindo y Querido, en calle Regàs con Laforja, en Barcelona. Hablamos con el propietario para ver si podíamos cantar un día a la semana, los viernes. Pactamos el precio, y el local se llenó ese día. Y probamos jueves y viernes y se llenó. Y luego tres días, y luego cuatro. Y se llenaba cada día de lunes a sábado. Fueron años de mucho trabajo.

¿Y qué nos dicen de la cerveza Corona?
TO: Eso fue el año 91, y duró casi tres años las promociones de Coronita.
RA: Cuando la cerveza Corona se iba a promocionar en Catalunya, buscaron un mariachi que acompañara la presentacíón de la cerveza en muchos sitios. Nosotros fuimos el mariachi que hizo toda la promoción para Coronita, en discotecas, playas... en toda Catalunya, y también por el sur de España.
Recibió la primera oferta de dirigir Portaventura verdad?
RA: En esos años teníamos mucha relación con el consulado, porque éramos los únicos. Y a través del consulado vinieron algunas propuestas, de gira en Francia, etc. Y un día nos llamaron para dirigir artísticamente la cantina y los espectáculos mexicanos en Portaventura. Era un reto, pero económicamente nos ganábamos mejor la vida por libre. Portaventura era ganar menos y tener conciertos cada día de la semana.

¿Cuales son sus proyectos hoy?
TO: Yo ya no canto. Estoy retirada.
RA: Yo sigo al pie del cañón. Hemos editado varios discos. Nuestras hijas Lupe y Virginia también cantan canción mexicana. Además tengo más de 600 canciones compuestas por mi, y estamos preparando un disco con Rafael Jorge Negrete, nieto de Jorge Negrete y ahijado mío con mis canciones. A finales de año también estaré en Guanajuato, donde celebraremos el centenario de nacimiento de Negrete. Será algo muy especial para nosotros.
Agradecemos  a Don Roberto y su esposa Teresa el abrirnos las puerta de su casa para compartir con ellos una charla tan amena y poder dar a conocer a nuestros seguidores de MEXCAT una pincelda de la trayectoria de estas extraordinarias personas.

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