domingo, 22 de noviembre de 2015

Victoriano Huerta en Barcelona y la Dama del Antifaz

Alguna nota histórica sobre la Revolución
Cuando comienza la Revolución mexicana, las noticias en Barcelona son confusas. El Consulado General de México en España, ubicado en Barcelona, recibe un cablegrama de Alvaro Obregón, que inmediatamente se comunica a los periodistas. En este telegrama, el veterano político señalaba qu
e la sublevación se había producido porque la actuación de Venustiano Carranza había dado lugar a una situación insostenible, pretendiendo imponer como futuro presidente al ingeniero Bonillas por la fuerza bruta. En un par de años, quien había sido presidente mal recordado, Victoriano Huerta, debe dejar México y se exilia en Barcelona, lugar de donde era su yerno, el catalán Francesc Colom y Prat. Aquí nacerá su nieto Víctor.
Sus ahorros le permitieron instalarse en esta ciudad en un chalet cerca del Tibidabo; el cónsul mexicano en Barcelona atribuyó entonces el buen ritmo de vida que llevaba a que vendía billetes falsificados del Banco Nacional de Francia. Además el cónsul Arriola informó el 17 de octubre de 1914 de lo siguiente: "Se sabe que además del dinero en giros que tiene Huerta, en diferentes bancos de Europa, trajo en barras de oro una fuerte cantidad".
Fue muy interesante, precisamente, la historia de los nuevos cónsules nombrados por el gobierno mexicano en Europa. Inocencio Arriola fue nombrado con rapidez, y el 7 de septiembre de 1914 ya tomó posesión del Consulado de México en Barcelona.
Evidentemente, los antiguos cónsules nombrados por el gobierno mexicano derrocado tuvieron que ganarse la vida en Europa y empezar nuevas vidas. Uno de los casos más curiosos es el de la mujer del anterior cónsul en Ginebra, que tuvo que trabajar de cabaretera en Barcelona. Nos hacemos eco del trabajo de Gabriel Rosenzweig donde dice lo siguiente:
"Presionados por las circunstancias, varios [cónsules] se vieron en situaciones extremas e, incluso, pintorescas. Miguel Covarrubias se dedicó, en una etapa de su exilio londinense, a alquilar cuartos amueblados; Efrén Rebolledo alojó a un inglés en la legación en Tokio, a cambio de sus alimentos; y Francisco de Paula Pasalagua vendió una máquina de escribir, Remington 10, propiedad del Consulado en Amberes, para trasladarse a París. Hasta donde se pudo determinar, la historia más chusca es la del antiguo cónsul en Ginebra, Rafael García y Sánchez Facio y su mujer, María Elena González. Si bien García y Sánchez Facio no figura en el escalafón del cuerpo diplomático del 1º de enero de 1914, vale la pena mencionarlo por lo singular del caso. A partir de fines de 1914 y durante un periodo prolongado, los García y Sánchez Facio sobrevivieron gracias a que ella trabajó como cantante, primero en un café de Milán y, posteriormente, en centros nocturnos de Barcelona, con el nombre artístico de "La Dama del Antifaz". María Elena González continuó desarrollando esas actividades incluso después de que su esposo fue nombrado canciller de planta del Consulado en Barcelona, el 7 de septiembre de 1917, por recomendación de Pastor Rouaix. En el número de la Tribuna Artística de Barcelona, del 30 de mayo de 1918, la señora González hizo insertar la siguiente inserción: "Eminente tiple de ópera. Cultiva el género de varietés como cantante a gran voz. La única en España que canta rumbas al estilo mejicano. Para informes: Agencia Ibáñez, calle Barbará 35 ,Barcelona."

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