domingo, 3 de noviembre de 2013

Una visita de muertos, al Cementiri del Poblenou

Dentro del programa La Calaca en Barcelona, tuvo lugar esta mañana una visita al Cementiri del Poblenou, organizada por MEXCAT, que permitió conocer algunas criptas, lápidas y tumbas de personajes destacados de la historia, algunos de los cuales tuvieron relación con México.
Un grupo de una veintena de personas se ha sumado al paseo, que ha iniciado a las 11 de la mañana desde la puerta de la Avinguda Taulat, donde se han explicado los orígenes del cementerio y su disposición moderna para el año 1819, cuando fue inaugurado.
Después de un recorrido en que hemos visitado algunos panteones y criptas de estilo neoclásico y neogótico hemos visitado la tumba de la actriz catalana Mary Santpere, de la que este año se conmemora su centenario. También una lápida en la que es el propio muerto quien explica su fallecimiento en primera persona, el cenotafio del actor y aristócrata José Luis de Vilallonga, y de algunas familias de la burguesía catalana del siglo XIX, como los Muntadas, o los Biada. 
También se visitó la fosa común, el antiguo cementerio protestante y la conocida estatua de El Beso de la Muerte, además del conocido como "Santet", un chico que murió a los 22 años a principio del siglo XX, y que es objeto de devoción e idolatría popular por parte de la vecindad. En ese punto, una vecina que lo visita a menudo, nos ha explicado la historia de este joven tan popular a la que se le dedican versos, peticiones, exvotos y gran cantidad de flores y veladoras.
Entre los personajes que visitamos, y que tienen relación con México estuvieron la tumba de la actriz y bailarina Carmen Tórtola Valencia, personaje enigmático nacida en Sevilla de padres catalanes, que emigraron corriendo a Londres y que dejaron en manos de una familia adinerada. Los padres marcharon a Oaxaca donde murieron en 1891 y 1896, dejándola huérfana. Carmen Tórtola Valencia se convirtió en una de las bailarinas más conocidas de principios de siglo XX, feminista, luchadora por los derechos de la mujer, y personaje singular donde los haya.
En la fosa común pudimos conocer la historia del botánico José Mariano Mociño, natural de Temascaltepec, que falleció en Barcelona en 1819 muy pobre, después de haber sido el mejor botánico de todo Hispanoamérica a caballo de los siglos XVIII y XIX y que se supone está enterrado en la fosa común de este cementerio.
Pero sin duda una historia que nos emocionó fue conocer al tabasqueño Pablo Sastré y Álamo. Según reza su cripta, este chico se dirigía a San Juan de Tabasco (hoy Villahermosa), regresando de París. Probablemente de hacer negocios en esta ciudad, ya que su padre era cónsul en Tabasco. Pablo, de 24 años, murió en Barcelona ese 3 de abril de 1855, tal como explica el texto que se conserva en el panteón, y fue enterrado ahí, gracias a la cooperación de sus amigos, los hermanos Biada, hijos del primer impulsor del tren de vapor en España, la línea de Barcelona a Mataró.
Según nos ha informado después Alejandro Vega, los archivos mexicanos revelan que Pablo Sastré nació el 31 de agosto de 1831 en Campeche.
Uno de los datos que impacta es saber que sus padres se enteraron de su fallecimiento hasta el 2 de junio, cuando ya llevaba dos meses fallecido. En esos momentos, las comunicaciones eran mucho más complicadas.
Le fue colocada una veladora, una bandera mexicana, una paleta de sandía y un peso mexicano, lo que se convirtió en uno de los momentos más emotivos de la excursión.

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