Casa Mèxic Barcelona (c/Pavia 72) será el escenario, a partir del próximo sábado 27 de julio, de sendas exposiciones fotográficas sobre Veracruz, que se complementará con un aperitivo veracruzano y música jarocha. En el primer caso se trata de una exposición completa del artista catalán Ricard Baró llamada "Dimensió fractal 2.5", con un conjunto de obras fotográficas sobre la selva de los Tuxtlas. Ricard Baró es un fotógrafo establecido en Veracruz desde hace bastantes años, que expondrá estas imágenes novedosas y digitalizadas de distintos motivos de esta selva veracruzana.
En cuanto a la otra exposición se llama "Del barrio de la Huaca", y se trata de un conjunto de fotografías de los artistas Alejandra Zamudio, Ana Salinas, Sergio Lara y Enrique Pérez.
Ricard Baró inició desde hace aproximadamente 35 años su desarrollo profesional como científico, lo que le ha permitido mantener un vínculo muy fuerte con la fotografía.
Luego de un trabajo fotográfico realizado a animales, árboles y paisajes, hace 15 años empezó a tomar fotos digitales, a las que aplica desde entonces sus amplios conocimientos en informática, que lo han llevado a transformar las imágenes tanto en color como en textura.
Autodidacta en esta disciplina, Baró manifiesta un especial gusto hacia el desnudo femenino como lenguaje personal. El gran formato y la intervención digital son dos rasgos característicos en su obra.
Con respecto a las imágenes que ahora expone, son producto de sus constantes estancias en la selva veracruzana, experiencia que se refleja en sus series, en las que plasma la exuberancia y el contraste cromático con el que convive.
Ricard Baró ha expuesto individual y colectivamente en México y en España, y ha publicado dos agendas fotográficas.
Por otra parte, "Del barrio de la Huaca" es una exposición de rostros surgidos en medio de este barrio del Puerto de Veracruz
Con la conquista, el puerto de Veracruz nació como punto estratégico para la colonización y el comercio, por ello tuvo que ser fortificado como ningún otro lugar. Muy cerca de la muralla, por el lado exterior existía un antiguo poblado indígena llamado Tenoya, el cual sirvió de refugio para los esclavos negros que escaparon del sometimiento español.
Intramuros vivían los comerciantes y representantes reales, blancos y criollos.
Fuera de los muros, vivían los indígenas, mulatos y negros en modestas casas de madera agrupadas en pequeños barrios, uno de ellos el popular barrio de La Huaca.
Este barrio era simplemente un lugar de marginados. Con sus patios de vecindad y sus casitas de madera con techos de teja a dos aguas.
Algunas historias cuentan que el barrio de La Huaca, debe su nombre a una negra, conocida como María Guacara, quien vendía carbón.
En el patio central estaban los lavaderos comunitarios y los baños.
El baño se compartía con más de 20 viviendas, era un baño para todos, una sola llave de agua en el centro del patio surtía a todas las familias.
En los patios también se celebraban las fiestas familiares con todos los vecinos,
Ahora, de estos patios, prácticamente solo quedan vestigios. Cuando la ciudad creció, la muralla perdió su razón de ser y fue removida, entonces La Huaca quedó incorporada al centro de la ciudad.
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