El viernes llegamos a lo más alto de Montserrat

Este viernes en la noche tuvo lugar la 2a Subida nocturna a Montserrat, organizada por MEXCAT, y que congregó a diez aventureros y aventureras con ganas de pasar una buena noche, caminando y disfrutando de los paisajes. La ruta, que superó los veinte kilómetros a pie, empezó en la estación de Monistrol de Montserrat, de donde salimos sobre las 23:45 de la noche del viernes después de un cómodo viaje en los Ferrocarrils de la Generalitat. De ahí, y después de superar el pueblo, el Camí de les Canals i de l'Aigua nos llevó bordeando la montaña y en continua subida hasta unas escaleras de centenares de peldaños que nos enlazaron con el Camí de la Santa Cova. Con un tramo más de subida llegamos al Monasterio sobre las 2:30 de la madrugada, habiendo recorrido unos ocho quilómetros y medio.

Después de una pausa de veinte minutos para descansar, la ruta siguió hacia la ermita de Sant Miguel y el Pla de les Taràntules, donde empezamos a disfrutar de unas vistas importantes del Baix Llobregat y el Vallès hasta que alcanzamos la estación superior del funicular de Sant Joan, después de unas pronunciadas subidas y siete kilómetros más de ruta. Ahí nos esperaba de nuevo un breve descanso.

El último tramo, que nos llevó de Sant Joan a Sant Jeroni es el que transcurre por las cimas de Montserrat, en uno de los paisajes más bellos del viaje, entre precipicios y bosques densos. Una lluvia breve acabó de calarnos, pero nos esperaba un descanso hasta la hora de amanecer en los porches de la ermita de Sant Jeroni, a la que llegamos a las 5 de la mañana.

Después de un descanso reparador, subimos el tramo final hasta el punto más alto de la montaña, la cima de Sant Jeroni, donde empezaba el espectáculo de la salida del sol poco después de las 6. Media hora después, emprendíamos el camino de bajada al monasterio por las escaleras y el Pla dels Ocellets. Celebramos el fin del trayecto con un desayuno reparador en la cafetería del Monasterio y la visita a la Mare de Déu de Montserrat. De ahí, cremallera hasta Monistrol y el viaje de regreso a Barcelona en tren, con más de una cabeceada.

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