Este domingo... Els Jardins de la Tamarita
Nos vemos a las 12, en la salida de los ferrocarriles "Avinguda del Tibidabo"
Estos jardines son un buen lugar donde ir a descansar, a estar tranquilo lejos del ruido de la circulación, por otra parte bien próxima. Es justo al otro lado de las vallas de piedra y hierro forjado que rodean el jardín, construidas para guardar un espacio que fue privado y que ahora es público.

Son lugares frescos, como la fuente de las Granotes, en un extremo del jardín.
Hay copas de piedra, mármol y cerámica convertidas en fuentes; pavimentos y escaleritas hechas con losas de piedra natural y, repartida por todo el jardín, la sobria elegancia de las macetas ornamentales de terracota, con geranios y helechos.
Orden y naturaleza
El eje principal del jardín está constituido por un pequeño paseo custodiado por estatuas alegóricas de América, África, Asia y Europa. Se llega allí por caminos delimitados por un mirto denso y muy bien recortado en composiciones geométricas, debajo la sombra de grandes plátanos. En el centro, en la plaza de los Quatre Continents, una fuente preside la ornamentación de esta parte de la Tamarita. Arriba de todo, una cascada en forma de gruta hecha con piedra pómez y conchas, como las que había antes en el fondo de muchos patios, valla la parte clásica del jardín.

Aparte de la edad, llama la atención por una rama de medidas excepcionales, tanto por el espesor como por la largura y las ramificaciones, que nace casi al pie del árbol y se extiende muy cerca de tierra. Una tentación para los más pequeños, que a menudo trepan por ella.
Tocando al edificio que hoy acoge la Fundación Blanquerna, hay dos tejos (Taxus baccata) enormes y, sobre todo, altísimos, ya que superan con creces los diez metros. También son numerosos los cipreses (Cupressus sempervirens) y los plátanos (Platanus X hispanica) de grandes dimensiones. En cuanto a los arbustos, merece la pena fijarse en los enormes laureles (Laurus nobilis) y en algunos pitósporos (Pittosporum tobira) que se acercan a los tres metros de altura, si no los superan.
Historia
Cuando atravesamos la puerta de los jardines de la Tamarita entramos en una Barcelona que nos lleva los recuerdos de la burguesía que edificó sus mansiones en la parte alta de la ciudad y que las rodeó de jardines sosegados.
En este caso se trata de una finca de dos hectáreas perteneciente a la familia Craywinckel que a principios del siglo XX fue adquirida por el industrial del algodón Alfredo Mata. Edificó una casa señorial -hoy sede de la Fundación Blanquerna-rodeada de jardines, cuyo diseño se considera una de las primeras obras del arquitecto y paisajista Nicolau M. Rubió i Tudurí. Mata construyó tres casas más para sus hijos en la parte alta de la finca, que actualmente no pertenece a los jardines.
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