sábado, 6 de octubre de 2012

El Excelsior pregunta a los catalanes en México sobre la independencia

Con el título específico "Catalanes reclaman independencia desde México" y subtitulado "Integrantes de la comunidad catalana en México exponen las razones por las que defienden la lucha soberanista de Cataluña con España", el Excelsior dedica un artículo de María Fernanda Navaro y Patricia Godoy, a recoger la actualidad respecto este asunto, desde la comunidad catalana de México. Us el recomanem. Al següent enllaç

CIUDAD DE MÉXICO, 6 de octubre.- Cuando mañana el cronómetro de la disputa futbolística entre los equipos del Barcelona y Real Madrid marque el minuto 17 con 14 segundos, los catalanes reunidos en el estadio Camp Nou (Campo Nuevo) harán hondear sus banderas catalanas y gritarán al unísono “Independencia”. Este enfrentamiento deportivo será el pretexto perfecto para que ciudadanos de Cataluña hagan escuchar su clamor independentista más allá de sus fronteras. El minuto 17 con 14 segundos representa el año 1714 cuando Barcelona cayó en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española y con este acto simbólico, los catalanes buscan para plantear su posición y trascender los límites de esta región considerada hasta ahora comunidad autónoma perteneciente al Reino de España. Anna Pi Murugó se ha encargado de hacer circular esta iniciativa, organizada por la Asamblea Nacional Catalana, entre los catalanes que residen en México y otras partes del mundo e intenta asegurarse de que en los lugares que sus compatriotas se reúnan para observar el clásico español se unan al grito de su país de origen: “es un acto para dar a conocer la realidad catalana en el país que nos acoge (…) el Barça tiene mucha representatividad y ha servido para dar a conocer a Cataluña como nación”, comentó en entrevista para Excélsior. 
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 De profesión antropóloga, Murugó arribó a México cuando tenía 31 años para estudiar un doctorado en la Universidad Autónoma de México campus Iztapalapa, de eso ha pasado más de una década y asegura apreciar las tierras aztecas de la misma forma que lo hace con su país de origen, y su identidad sigue firme como catalana. El pasado 11 de septiembre, día de fiesta nacional en Cataluña, Murugó acudió junto con más catalanes al Ángel de la Independencia para celebrar la Diada y acudir al llamado que hicieron organizaciones civiles de Cataluña para pronunciarse a favor de la separación de su nación de España: “nos reunimos en el Ángel con el mismo lema que llevaban a la cabeza de la manifestación en Barcelona: ‘Cataluña, nuevo Estado de Europa’ y todos estábamos conectados con nuestras familias y amigos en Cataluña viendo todo lo que sucedió y deseando estar allá”. Ser testigo desde el exterior de los nuevos bríos independentistas de Cataluña llena de entusiasmo a Murugó, pero confiesa que le resulta complicado no encontrarse en Barcelona para formar parte de este resurgimiento nacionalista que logró reunir a cerca de un millón y medio de personas y pintó las arterias de esta ciudad con los colores de la Estelada, nombre que recibe la bandera independentista de dicha región. Junto con Anna se encontraba Vicens Giralt, nacido en Manresa corazón de Cataluña y quien emigró de 33 años a México impulsado por una extraña fascinación hacia el país latinoamericano: “estaba yo en el Ángel (de la independencia) con mi bandera catalana junto con otros más de 100 catalanes y espiritualmente junto con un millón y medio más que estaban en Barcelona exigiendo un derecho que, como nación, tenemos pendiente”, aseguró a este diario. A punto de cumplirse 300 años de la invasión, los catalanes han retomado con más fuerza el deseo de constituirse como una nación independiente y el respaldo de varias de sus autoridades han sido fundamentales como la del presidente, Artur Mas y el Parlamento catalán que aprobaron la celebración de una consulta popular sobre la soberanía de Cataluña a celebrarse después de las elecciones regionales anticipadas al próximo 25 de noviembre. A Marcelino Perelló, matemático y columnista mexicano, lo invade una sensación similar a la de Anna cuando a través de medios de comunicación y amigos percibe la realidad del país de origen de sus padres: “siento unas ganas inmensas de estar allá y una envidia de la mala por los que están protagonizando esta lucha magnifica y entonces desde México los independentistas, que no somos pocos, hacemos nuestra aportación como en todo el mundo”. Aunque Perelló nació en México, su historia se encuentra estrechamente ligada con la lucha de independencia, sus padres llegaron como refugiados a tierras aztecas después de residir un periodo en Francia y como producto del autoexilio por las actividades de su padre entre las que se enumeran la pertenencia a una organización independentista catalana por la que estuvo en prisión durante seis años y director del periódico más importante de aquel tiempo el Diari de Barcerlona. “Nací en México y he vivido toda mi vida aquí, pero la cultura hogareña fue siempre la catalana, mi lengua materna es catalana (…) y mientras estuvo Franco gobernando España no pude ir, pero después estuve allá por 8 años”, afirmó Perelló en entrevista. Perelló se denomina a sí mismo como bígamo por amar tanto a su país natal como aquél que vio nacer a sus padres y del que emanan todas sus costumbres y cultura, afirmó que al igual que los catalanes la separación de Cataluña es un anhelo que con el paso del tiempo no ha cedido en esperanza: “la independencia ha sido un sueño en mi casa siempre, más que un sueño un ideal”. “Lo que sucedió este 11 de septiembre en el pueblo catalán es que las nuevas generaciones han perdido el miedo en el que vivían las generaciones que padecieron el franquismo y la dureza de la represión, entonces estos jóvenes ese miedo ya no lo conocen (…) por eso el independentismo ahora sale a flote, no es que ahora surja como proyecto siempre ha estado ahí, pero ahora por primera vez logra manifestarse de manera clara sin eufemismos”, dijo Perelló. “Los catalanes tienen su propia cultura, su historia, sus tradiciones, sus hábitos alimenticios y de vida, hablan su propia lengua y están hartos que decisiones fundamentales se tomen en España”, comentó Perelló. La antropóloga coincide con el matemático y agrega que, aunque el factor de la crisis económica en España se ha presentado como una motivación importante para que en la Diada tomaran las calles en Barcelona, es la identidad de los catalanes, la cultura y la opresión que han vivido por tanto tiempo, el principal motor de este proceso: “La identidad nacional se ha basado mucho en la lengua y la cultura, pero durante el gobierno de Franco hablar catalán estaba prohibido y todo este tiempo nos han prohibido considerarnos una nación, hablar nuestra lengua, tener nuestras propias instituciones públicas y claro el tema económico afecta todavía más”. Por su parte Vicens Giralt, quien ahora es dueño de un restaurante de gastronomía mediterránea, fue más contundente en este posicionamiento: “no salimos a la calle por la crisis, como algunos pueden pensar, es por todo este expolio colonial que sufrimos y que se ha incrementado en estos últimos meses”, dijo en entrevista con este diario. Un pueblo pacífico Arcadi Artís vivió una buena parte de su vida en Cataluña y hace todo lo posible por viajar a la región europea lo más frecuentemente posible; es presidente del Orfeó Català, famosa comunidad de catalanes en este país; e hijo de barceloneses nacido en México comprometido totalmente con los acontecimientos que suceden allá. Durante el pasado 11 de septiembre tuvo la fortuna de encontrarse en las calles de Barcelona y formar parte de la demostración que asegura fue totalmente pacifica: “era una inmensidad de gente, no podías moverte de tu lugar (…) no conozco nadie de mi familia o amigos que no hayan ido”. Agregó que: “la expresión de lo que se quería era independencia y un Estado propio y que tuviese voto la población, que se les escuche y se les tome en cuenta su deseo de participar, lo que se les está exigiendo es que haya democracia y respeto a la voluntad de un pueblo, no creo que haya algo más sincero que eso”. Los cuatro representantes del pueblo catalán en México coinciden que se ha de llegar a la independencia por medio de una vía democrática y pacífica: “la reivindicación de nuestro derecho como nación seguirá un transcurso democrático en el cual el respeto y la paz son esenciales”, aseguró Giralt. “Nada de esto tiene que llegar a un punto violento sino que la identidad nacional se tiene que dar a conocer, reivindicar y así conseguir la independencia porque somos una cultura y un país distinto de España (…) los catalanes son un pueblo pacífico y trabajador”, remarcó Murugó. Con mucha esperanza Económicamente Cataluña es una región próspera e incluso ha sido denominada como el motor industrial de España, sin embargo, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió al Presidente catalán que se utilizará todos los instrumentos que tienen las autoridades a su alcance para impedir una consulta que no está contemplada en la Constitución española. A pesar de las amenazas y lo difícil que se prevé el camino en estas intenciones, la esperanza se hace presente: “nunca habían estado tan cerca los catalanes, sin duda existe la posibilidad real de alcanzar la independencia”, comentó Perelló. Por su parte Murugó dijo que: “hay otros países de Europa que tienen más o menos la población de Cataluña y funcionan entonces no tiene porque no funcionar como país”. Artís y Giralt coinciden que ahora tienen la responsabilidad de trabajar para dar a conocer la realidad de Cataluña y la lucha pacífica de sus pobladores: “nuestro trabajo es que se den cuenta que hay una minoría que ha sido por siglos castigada por tener una cultura propia, finalmente es un reclamo de un pueblo que quiere una independencia”, finalizó el presidente del Orfeó Català. Aunque ayer la ex ministra de Defensa y diputada socialista en el Congreso Carme Chacón declaró que está en contra de la celebración una “consulta ilegal” de tipo soberanista de Cataluña. Por su parte, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, también afirmó que está “totalmente en contra” de los planteamientos “soberanistas e independentistas” del presidente catalán Artur Mas. Aumenta la preocupación “Inquietud”, “preocupación”, estas palabras se repiten en boca de muchos empresarios en Cataluña desde que hace unas semanas esa región del noreste de España hizo patente su deseo de avanzar hacia una independencia que temen tenga nefastas consecuencias para sus negocios. Los riesgos a los que aluden son numerosos: exclusión del euro y de la Unión Europea, drástica reducción del mercado doméstico, boicot a los productos catalanes, impacto en las exportaciones y en las inversiones extranjeras. La independencia “nos puede provocar la ruina de la economía catalana en las pequeñas y medianas empresas”, dijo Javier Baratech, patrón de una pequeña editorial, Ediciones Rondas. “La independencia sería una tragedia para Cataluña y para España”, afirmó el ex ministro de Asuntos Exteriores español y ahora presidente de la aerolínea Vueling, Josep Piqué, en una entrevista televisiva. Por su parte, El premio Nobel de Literatura peruano y nacionalizado español, Mario Vargas Llosa, dijo que es “impensable que el País Vasco pueda funcionar desgajada de España” y que “eso vale igual para Cataluña”. Diario catalán se desmarca El diario La Vanguardia dice que tiene columnistas de todas las posturas sobre la idea independentista de Cataluña Jordi Barbeta, editor en jefe de redacción en información política del periódico catalán La Vanguardia, dijo a Excélsior que ese medio no es precisamente de tradición independentista. Desde un rascacielos de Barcelona se edita uno de los diarios más antiguos y de mayor relevancia en España: La Vanguardia. Con una versión en castellano y otra en catalán, el rotativo que ha sido testigo de importantes sucesos sociales y políticos de Cataluña y España, se ha mantenido expectante e informando acerca de los recientes sucesos. De acuerdo con Jordi Barbeta, La Vanguardia busca tener información plural acerca de los recientes acontecimientos: “esta empresa tiene una tradición de ser muy transversal, ofrece una visión muy plural de la sociedad catalana, tenemos colaboradores de todas las ideologías, los más iracundos contra la independencia Cataluña que escriben en La Vanguardia, pero también escriben los que son más partidarios y sobre todo los que están en medio”. Barbeta opina que en la protesta del 11 de septiembre estaba conformada por la población a la que se encuentra dirigida el periódico: “fue una manifestación de lectores de nuestro periódico, una manifestación de la clase media y por lo tanto La Vanguardia está dando noticia y explicando lo que está ocurriendo con respeto a la voluntad democrática de los catalanes”. Contrario a las advertencias del grupo editorial Planeta, con sede en Barcelona, acerca de abandonar la región en caso de que ésta se constituya como una nación independiente, el jefe de redacción afirmó que: “el grupo La Vanguardia es el grupo líder en Cataluña, tiene su mercado aquí y yo creo que continuaría lideran los medios de comunicación en Cataluña en radio, en televisión y prensa”. Saltan dudas económicas El independentismo catalán ha perdido los complejos. En las últimas semanas los movimientos sociales y políticos que plantean la ruptura con España y la creación de un Estado catalán independiente se han manifestado con mayor fuerza que nunca. En pleno huracán por la crisis que vive España, el tornado secesionista catalán se suma a los muchos y graves problemas económicos que afronta el país ibérico. Más allá de preguntas especulativas de mayor o menor entidad (¿sería la hipotética Cataluña independiente una República sin el rey Juan Carlos? o ¿seguiría el flamante F.C. Barcelona jugando la liga española de futbol?), la aspiración independentista de Cataluña es un “sueño” para muchos catalanes y un “grave problema” para muchos españoles. Un proceso que abre un profundo debate que por lo pronto plantea muchas más preguntas que respuestas como ésta: ¿Sería viable una Cataluña independiente? “La palabra viable no me dice mucho. La pregunta debería ser si Cataluña sería más o menos próspera con la independencia. Si mejoraría o empeoraría desde el punto de vista económico”. Es la pregunta que se hace Xavier Cuadras, economista y profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Cuadras, coautor del libro Sense Espanya (Sin España), una investigación sobre la viabilidad económica de una Cataluña independiente, tiene muy clara su respuesta: “Una Cataluña separada de España supondría un incremento de la renta disponible para los ciudadanos catalanes porque se eliminaría la transferencia fiscal que cada año hacen los contribuyentes catalanes a la administración del Estado español (8% del PIB anual)”, argumenta. Ese dinero que sale de Cataluña en dirección a Madrid sin boleto de vuelta es el argumento principal que, desde la óptica independentista, muchos analistas económicos apuntan para defender los beneficios que para los catalanes supondría la existencia de un estado propio. Joan Canadel, secretario general del Cercle Català de Negocis, una organización de pequeña y mediana empresa independentista, reflexiona desde una posición similar a la de Cuadras: “Cada año, Cataluña aporta a la caja común del Estado español 8% del PIB. Es decir, pagamos impuestos y sólo vuelven en forma de transferencias 60 por ciento, 40 se queda en el camino”. ¿Y cuánto dinero es eso? Los cálculos de la institución económica que representa Canadel plantean que son “entre 16 y 20 mil millones de euros” los que cada año salen de Cataluña sin boleto de vuelta. “Con este dinero aquí, no tendríamos recortes, ni crisis”, concluye Canadel. Otros especialistas en economía no son tan optimistas con el escenario de una Cataluña independiente. En días pasados, los profesores de análisis económico, Ángel de la Fuente y Sevi Rodríguez Mora describían que “La secesión de Cataluña comportaría un cierto ahorro fiscal, aunque muy inferior al que anuncian algunos de sus entusiastas. Pero también tendría efectos adversos sobre los flujos comerciales y de inversión que reducirían significativamente el PIB del nuevo Estado catalán”. Si consultamos los informes oficiales de España y de la Unión Europea, no hay lugar a dudas: Cataluña es una de las regiones más industrializadas de Europea –mucho más que la media española– y, aunque ha perdido competitividad y productividad, dispone, por ejemplo, de un sector turístico muy fuerte (el más desarrollado de España) así como un sector financiero y bancario potente (con dos grandes bancos como La Caixa y el Banco Sabadell con solvencia internacional). Pero, por contra, Cataluña no ha completado la transición hacia la sociedad del conocimiento y la tecnología, tiene problemas de infraestructuras, transportes y una gran dependencia energética del exterior. Una Cataluña endeudada A lo anterior hay que sumarle su elevado nivel de endeudamiento de entre 42 mil y 48 mil millones de euros que la convierte a la región más endeudada de España. Xavier Cuadras reconoce que el hecho de que un país nazca con una deuda tan importante “no es la mejor de las situaciones”, pero plantea que una Cataluña independiente tendría mas recursos para hacerse cargo de su deuda porque habría eliminado la transferencia que se produce cada año al Estado español. La economía no es una ciencia exacta y, en casi todos los casos, los análisis económicos, por más rigurosos que sean, siempre tienen planteamientos ideológicos y políticos. En Madrid es donde se concentra la fuerza opositora más dura al independentismo catalán. El catedrático de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Mikel Buesa, quien ha estudiado las repercusiones económicas de una posible secesión, es un abierto critico de la independencia. En entrevista con este diario, Buesa señala que “la independencia es perfectamente posible, pero sería muy empobrecedora para los catalanes”. Asegura que la eventual secesión de Cataluña implicaría su salida de la Unión Europea y con esto reaparecerían las fronteras arancelarias para los productos catalanes lo que generaría “un aumento de precios de las exportaciones catalanas de al menos 20%”. Según los estudios de Buesa la actividad económica de Cataluña “caería 25%” y por tanto “no podría mantener el nivel del gasto público actual y tendría un déficit que rozaría 10%”. ¿Un posible boicot de España? Está claro que la independencia de Cataluña no es plato de buen gusto en amplias zonas de España y que tendría consecuencias económicas y comerciales graves en sus relaciones. En este sentido, el profesor Cuadras destaca que la consecuencia económica más “grave” de la independencia se daría en el comercio entre Cataluña y España. Las estimaciones realizadas por Cuadras revelan que la repercusión de un posible boicot español a los productos catalanes (como sucedió con el cava catalán hace unos años) podría generar una reducción de 40% de las ventas de las empresas catalanas de consumo al mercado español y de 20% de las venta a otras empresas de productos industriales. “Supondría una reducción del PIB de 4%. Sabemos que es un escenario muy extremo, pero al mismo tiempo sería transitorio y debemos considerar la posibilidad de que las empresas adoptaran nuevas estrategias comerciales y buscaran nuevos mercados”, explica. ¿La misma riqueza que Austria, Suecia o Dinamarca? Por otro lado, el independentismo recurre a otros datos económicos para justificar su postura como los del análisis económico Viabilidad de Cataluña como Estado. Análisis de la Hacienda Pública, publicado por la Fundació Catalanista i Demòcrata. Este estudio concluye que una Cataluña independiente tendría un superávit de entre 922 millones de euros –con datos de 2009 – y que su PIB per cápita (28,200 euros) estaría 9% por encima de la media de los primeros quince países de la Unión Europea (25,956 euros). El trabajo, que recoge los informes de las economistas en Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona, Nuria Bosch y Marta Espasa, plantea que Cataluña se situaría en una posición similar a la de Suecia y Dinamarca tanto en PIB per cápita como en nivel de exportaciones –alrededor de 52% del PIB–. En el lado opuesto, el economista Mikel Buesa asegura que comparar a Cataluña independiente con Dinamarca o Suecia son “ensueños” de los economista catalanes que defienden la independencia sobre la base de que Cataluña va a ser un país de la Unión Europea. “Eso no tiene ningún realismo porque políticamente no es posible que quede dentro de acuerdo con los actuales tratados de la Unión Europea”, resalta el economista. ¿Entraría una Cataluña independiente en la UE? El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, no opina como Buesa. Hace unos días, el político aseguró que “no hay precedentes de que un país que ya esté dentro de la unión quiera iniciar su secesión y pedir la adhesión como país independiente”. El periodista del diario catalán La Vanguardia, Carles Castro, considera muy difícil que el proceso de separación de Cataluña y España fuese cordial y pactado, como podría ser el de Escocia, en Reino Unido. “Cataluña podría encontrarse con el veto permanente de España a su ingreso-permanencia en la UE. Y es que para España, la pérdida de Cataluña sería una tragedia nacional que tendría un gran impacto en la autoestima del país”, plantea a Excélsior. Si Cataluña proclamara su independencia tendría que afrontar una larga transición. En principio, no podría ingresar en la UE, tendría que redefinir su estado (¿república?), su sistema tributario, crear un modelo monetario propio fuera del euro y renegociar en Europa las reglas comerciales y arancelarias para poder volver a entrar. Un proceso muy complejo que, como ha escrito Jordi Pujol, antiguo presidente de Cataluña durante más de dos décadas y uno de los políticos catalanes más respetados en España: “La gran dificultad para una Cataluña independiente no es económica. (...) La dificultad sería política por la radical oposición española, la reticencia de muchos países miembros de la UE y por la necesidad de lograr una clara mayoría social en un hipotético referendo de independencia”. Por su parte, Carles Castro valora que la solución a todo esto no sería tan complicada “si no interfirieran el cerrilismo nacionalista y los miserables cálculos electoralistas de unos y otros”.

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