Recuperamos esta entrevista que la Generalitat realizó para un boletín a Josep Ligorred hace un tiempo, del Casal Catalá de Yucatán, después de que estos días hayamos contactado con el a petición de una familia catalana que quiere desplazarse a vivir a Mérida.
Este arqueólogo de Manlleu vive en México desde hace 23 años. Los últimos 18 los ha pasado en Mérida, actual capital de la región antaño reinada por la civilización maya, con la que los catalanes tenemos más de una afinidad... Casado y con un hijo, Arnau, Josep Ligorred es desde 2003 presidente del Casal Catalán de la Península del Yucatán y responsable de la red de Casales de Centroamérica, México y el Caribe.
Este arqueólogo de Manlleu vive en México desde hace 23 años. Los últimos 18 los ha pasado en Mérida, actual capital de la región antaño reinada por la civilización maya, con la que los catalanes tenemos más de una afinidad... Casado y con un hijo, Arnau, Josep Ligorred es desde 2003 presidente del Casal Catalán de la Península del Yucatán y responsable de la red de Casales de Centroamérica, México y el Caribe.
¿Qué te trajo a México?
La escuela de arqueología de este país tenía un gran prestigio internacional y decidí venir a estudiar. De hecho, esta escuela se fortaleció mucho a raíz del exilio republicano, con figuras como Pere Bosch i Gimpera o Joan Comas. De modo que venir aquí también significaba conocer lo que la arqueología catalana había dejado de hacer.
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Estuviste cinco años en el Distrito Federal, pero después te fuiste a Mérida. ¿Por qué?
La escuela de arqueología de este país tenía un gran prestigio internacional y decidí venir a estudiar. De hecho, esta escuela se fortaleció mucho a raíz del exilio republicano, con figuras como Pere Bosch i Gimpera o Joan Comas. De modo que venir aquí también significaba conocer lo que la arqueología catalana había dejado de hacer.
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Estuviste cinco años en el Distrito Federal, pero después te fuiste a Mérida. ¿Por qué?
Me fui involucrando en proyectos en el Yucatán, y en 1988 decidí venirme a vivir aquí y hacer la tesis. Hasta 1994 estudié yacimientos de ciudades mayas de la Zona Puuc: Uxmal, Kabah, Oxkintok, Sayil...
¿Hablas la lengua maya?
¿Hablas la lengua maya?
No la hablo, pero la entiendo, porque he estudiado el maya clásico y el colonial. Ahora se está en un proceso de recuperación del prestigio de la cultura maya, con unas asociaciones y una intelectualidad que luchan por sus derechos. Además, hay una producción literaria cada vez más importante, aunque todavía no está en el nivel deseable de cara a una posible oficialización.
La cultura maya y la catalana tienen muchas cosas en común...Sin duda, y los casales somos un buen puente en este sentido, porque nos entendemos muy bien cuando hablamos de las problemáticas comunes. Aquí hemos organizado ciclos de conferencias y actividades culturales que difunden y explican el hecho catalán, pero al mismo tiempo hemos abierto las puertas a los representantes de la cultura maya para que también expliquen sus desasosiegos, y la verdad es que estamos muy unidos. Cuando hablamos, enseguida nos entendemos, para ellos es muy fácil entender nuestra problemática cultural. Por otro lado, si los catalanes somos los fenicios de allí, los mayas eran los de América, tenían mucha relación con otros pueblos.
¿Y existe una conciencia de "nación maya", por llamarlo así?
El Yucatán tiene una historia propia y diferenciada, pero hay mayas en cinco estados de México, en Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras. Sí que hay cierto grado de identidad general y cohesión por el hecho de ser mayas, pero el panorama es culturalmente diverso. No todos hablan la misma lengua, hay más de 30, que provienen, esto sí, de un mismo tronco. La más hablada, se calcula que por un millón de personas, es el maya iucateca, pero en total hay unos seis millones de hablantes.
¿Y existe una conciencia de "nación maya", por llamarlo así?
El Yucatán tiene una historia propia y diferenciada, pero hay mayas en cinco estados de México, en Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras. Sí que hay cierto grado de identidad general y cohesión por el hecho de ser mayas, pero el panorama es culturalmente diverso. No todos hablan la misma lengua, hay más de 30, que provienen, esto sí, de un mismo tronco. La más hablada, se calcula que por un millón de personas, es el maya iucateca, pero en total hay unos seis millones de hablantes.
¿Y no están en peligro de desaparición?
Ahora se está en un proceso de normalización. Lo primero que debe hacerse es oficializarlos, pero también falta que haya libros de texto y que haya una normalización ortográfica, porque ahora hay varios alfabetos... Vaya, que falta un Pompeu Fabra. La escritura maya se perdió con la conquista castellana, y ahora se está empezando a recuperar con el alfabeto latino. Hay un proceso de toma de conciencia, también por parte del resto de iucatecas.
El creciente interés mundial por su legado arqueológico, ¿también ayuda?
Existe un gran legado cultural de los antiguos mayas, y se está en un proceso de revalorización de sus monumentos en todo el mundo. El patrimonio arqueológico, por lo tanto, también ha contribuido al resurgimiento y al fortalecimiento de la cultura, puesto que ahora se les ve como una gran civilización histórica.
¿Y por qué crees que todo eso no se ha descubierto hasta ahora?
La historia la escribe el que gana, en este caso, los castellanos. Pero hoy en día hay cada vez más conciencia del valor de estas culturas, sobre todo en Europa, y está entrando en grandes circuitos de museos y muestras, como Venecia, París... De los mayas destacan la escritura, el calendario, la arquitectura, el urbanismo, su relación con la naturaleza, el sistema numérico... Ahora, todo este patrimonio se ve de otro modo.
¿Aún son diferentes los mayas del resto de los mexicanos?
Hombre, aquí la base de subsistencia todavía es el campo, conservan un vínculo muy importante con la tierra; en la lengua también se ve esta relación. Con la conquista, la cultura maya sufrió una ruptura de sus redes de comercio, sus políticas, sus oligarquías... Entre el año 600 y 800 aquí había una densidad parecida a la de la China actual, pero mucha gente murió por las guerras, las plagas y las enfermedades, la conquista... De los mayas sólo quedaron la lengua y las tradiciones en el ámbito familiar. Hablar de apartheid hoy en día sería delicado, pero existe cierta diferenciación social: los mayas suelen realizar trabajos de menos escalafón social.
¿Qué haces tú en Mérida?
Trabajo en el Ayuntamiento desde 1999, como responsable de un departamento dentro de Urbanismo que creé yo mismo, el de Patrimonio Arqueológico y Natural. T'hó era una antigua ciudad maya muy importante y reverenciada, y, sobre sus restos, los conquistadores fundaron Mérida. Donde ahora está el mercado, por ejemplo, hace 50 años había una pirámide enorme... Así controlamos las obras que se llevan a cabo en el centro e intentamos poner en valor los restos, porque hay un total de 190 yacimientos en todo el término municipal.
Recibes ayudas catalanas, ¿verdad?
Sí, de la Universidad de Barcelona, a través de la Fundación Bosch i Gimpera, que tiene una gran experiencia en la gestión del patrimonio y el turismo cultural. También tenemos el apoyo del programa Excava, de la Generalitat, y del Ministerio de Cultura y la Universidad del Yucatán. Trabajamos en proyectos como, por ejemplo, un gran parque arqueológico, o la recuperación de un antiguo palacio maya clásico, que creemos que fue residencia de algún personaje importante, como Xoclan. Todo ello también contribuye a que en las universidades catalanas se fortalezca el conocimiento de la arqueología americana, puesto que vienen estudiantes y profesores a pasar algunas temporadas.
Y en el Casal Catalán, ¿sois mucha gente?
Hay 24 familias de socios, aunque nacidos en Cataluña hay pocos, y los hijos sólo conservan el catalán si su madre lo habla con ellos. Exiliado, por ejemplo, no hay ninguno, todos vinimos aquí por otras razones: por cuestiones académicas, un par de ellos tienen hoteles... Para ser socios, de hecho, no tienen que ser necesariamente catalanes. Somos una asociación civil abierta a la sociedad de acogida, y cada vez hay más gente interesada en la cultura catalana y en irse a estudiar allí. El secretario, por ejemplo, es de Campeche y habla catalán. Cada vez hay más participación.
¿Qué actividades y proyectos tenéis?
El Casal se fundó en 1996. Hace un par de años que tenemos un local nuevo de alquiler, y ahora estamos intentando volver a incentivar las clases de catalán. A parte de eso, celebramos sobre todo las fiestas típicas: Navidad, la festividad del Once de Septiembre, la fiesta de Sant Joan y la de Sant Jordi. Hacemos ciclos de conferencias, hemos editado un libro de poesía catalana contemporánea... Ahora tenemos en proyecto ordenar un poco la biblioteca, celebrar una exposición sobre Gaudí en el Museo de Antropología o hacer un libro en maya y en catalán. Tenemos ya una subvención otorgada por la Generalitat.
Òscar Palau
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