martes, 9 de mayo de 2017

Paco Gómez 40 toda una vida en el Consulado de México en Barcelona


El Periódico realizo un interesante reportaje sobre Paco Gómez quien lleva casi cuarenta años de servicio en el Consulado de México en Barcelona. Sin duda Paco es un claro ejemplo de dedicación y amor por México. En hora buena Paco. Aquí un fragmento del reportaje.


La historia cuenta con casi todos los ingredientes para convertirse en un novelón: un protagonista heroico, una trama que engancha, su pellizco de épica y algo tan literario como el tiempo estancado tras un suceso funesto. Solo que fue cierta, o al menos arrastra consigo la verdad indiscutible de los mitos. Resulta que el Consulado de México custodia en su sala de reuniones un reloj de madera con las manecillas detenidas a las dos de la tarde de un día impreciso de enero de 1939, poco antes de la caída de Barcelona. Nadie ha vuelto a darle cuerda desde entonces.

Para refrescar el relato, nada mejor que acudir a Francisco Gómez Franco, quien empezó hace casi 40 años como chófer del consulado y hoy es el hombre orquesta de la legación: pasa la vida, pasan los diplomáticos, y él permanece como albacea de cuanto ha ocurrido en el singular edificio que el arquitecto Josep Puig i Cadafalch proyectó en 1914 para Muley Hafid. Fue sultán de Marruecos, el mismo que trajo al zoo a la elefanta Julia como agradecimiento por un exilio dorado.

El inmueble, ubicado en el número 55 del paseo de la Bonanova, da para mucho, pero hoy estamos con la leyenda del reloj, un reloj de fabricación franco-suiza, de unos 150 años de antigüedad y que en su día tuvo péndulo. Cuenta Francisco, enseguida Paco, que cuando las tropas franquistas entraron por la Diagonal el 26 de enero de 1939, al mando del general Yagüe, los diplomáticos y el personal del consulado salieron corriendo de la ciudad, como tantos otros, camino de Francia.

VIAJE A LISBOA

Hacía ya días que el entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas, firme defensor de la República, había dado orden de cerrar todas sus representaciones exteriores en España, de manera que los documentos y el mobiliario de la legación barcelonesa, que se encontraba en Rambla Catalunya casi tocando con la Diagonal, ya habían sido evacuados vía Lisboa. Mejor dicho, casi todo: el portero del edificio, que hacía labores de mozo para el consulado, descolgó el reloj y se lo quedó en custodia con la intención de devolverlo en cuanto amainara la tensión.....

Leer el reportaje completo aquí.


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