sábado, 16 de enero de 2016

Saúl Ignacio López Pereyra inaugura Huacalli “repetición de fragmentos “en Casa Mèxic Barcelona.

El pasado jueves 14 de enero de 2016, Saúl Ignacio López Pereyra artista mexicano originario de la Ciudad de Puebla quien realiza estudios de Posgrado Meisterschülerstudium con el apoyo del servicio de intercambio alemán DAAD en la Universidad de arte HBK Alemania, , inauguró su exposición Huacalli “repetición de fragmentos”, en la Casa Mèxic en Barcelona. El no acostumbrado a la cultura mexicana puede pensar que Huacalli bien podría ser el nombre de un Dios azteca, uno de tantos a los que los ciudadanos de esas culturas prehispánicas podían dedicarle el agua, la tierra, la sal o los quetzales, e invocar en tiempos de carestía de los mismos. Sin embargo, y aunque un huacal – en náhuatl- no es otra cosa que una caja de madera, el artista mexicano Saúl Ignacio López le ha conferido dignidad celeste. 
Divinizar una caja, como objeto que forma parte de la vida cotidiana de todos los mercados mexicanos, de tan popular que ni uno le hace caso cuando pasea por cualquier calle de la vasta república mexicana. El Walhalla o Olimpo de estos huacallis se encuentra en la Central de Abastos de la Ciudad de México, donde miles de unidades de estas cajas – uno diría que millones – se apilan unas encima de otras, alcanzando alturas insospechadas, creando formas, terrazas, cúpulas, minaretes, rampas y figuras que se asemejan a ciudades o monstruos. Sin duda, un universo paralelo en el que objetos aparentemente insignificantes han creado sociedad, sin planteamientos urbanísticos previos.
 Huacalli “repetición de fragmentos”es la exposición en que López nos muestra, desde múltiples ángulos y perspectivas, los recovecos de esta ciudad imaginaria, donde parece que los Dioses jueguen como quien crea figuras con palillos. Los fragmentos fotográficos escogidos por el autor se proyectan como video-mapping sobre una escultura de madera y cartón (4mx 3mx1.50m) titulada “La configuración actual de las cajas”, de formas inusitadas, incrementando así su efecto caleidoscópico y de transformación perpetua. 
 Construir, reparar, amontonar cajas, en una forma casi enfermiza que nos recuerda las miles de historias que esconden: de las frutas o verduras que contuvieron, de las manos que las cargaron, de los pueblos que recorrieron antes de llegar a la Ciudad. Y el desecho, aquello que nadie atiende porque nada vale, como pira funeraria se eleva en las alturas de la ciudad, como nuevo símbolo de la humanidad y de su relación con Dios y con lo repudiado. Una exposición donde se entremezcla la divinidad conferida a lo que espera ser reutilizado, con el horro vacui de nuestro espacio vital en la gran ciudad, cada vez más reducido, con la creación de imponentes Walhallas de lo cotidiano, donde el artista nos hace reflexionar sobre la construcción de realidades paralelas a nuestra vida diaria, y sobre lo efímero, cambiante y voluble de nuestra relación con el mundo.
Albert Torras. Periodista, escritor, coleccionista de arte.

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