Eduardo Ruíz se ha desplazado directamente desde Amealco, en Querétaro, gracias al apoyo municipal que se le ha brindado para poder mostrar en Europa estas piezas tan maravillosas. Una exposición que nos introduce en una dicotomía ya conocida: donde acaba la artesanía y empieza el arte.
Entre las pinturas, destacan algunos retratos de mujeres, desde la edad temprana hasta la vejez, en un estilo hiperrealista, y en el que observamos las grandes dotes pictóricas de Eduardo Ruíz, al mismo tiempo que nos encontramos frente a frente con rostros de indígenas otomíes, según el autor personas reales de su entorno, pero que por sus miradas y expresiones podrían ser perfectamente iconos de esta cultura ancestral enraizada en el centro de México.También encontramos algunas obras donde podemos ver la propia elaboración de los textiles, manos que trabajan y piezas de ropa con un estilo muy realista, y finalmente algunos bodegones en que ya observamos piezas de barro y cerámica elaboradas, así como el omnipresente metate para hacer tortillas.
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