Albert Torras, curador de la exposición dio su punto de vista al respecto de la obra de Max Sanz y de las piezas expuestas, una quincena, en Casa Mèxic relatando la vida del mezcal desde su cosecha y los tratamientos y procedimientos de destilado, sus variedades, la descomposición de sus esencias y su destrucción como planta de maguey para convertirse en una bebida espirituosa.
La exposición sigue con dos piezas que muestran el proceso etílico del hombre una vez tomado el mezcal, y finaliza con una serie de cuatro intervenciones y grabados, que muestran las tres gracias del mezcal, en varias estaciones del año.
Max Sanz, que esta semana inaugura una exposición en China, destacó su predilección por esta bebida antiquísima de su estado, Oaxaca, como muestra propia de un arte, unas formas de existencia, una cosmogonía propia del sur de México, reflejada en las piezas.
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