lunes, 4 de febrero de 2013

Ioana Cornea, una rumana entre Barcelona y Veracruz


En Veracruzanos.info entrevistan esta semana a Ioana Cornea, una rumana residente en Barcelona que ha vuelto estos días a Tlacotalpan, para festejar la Candelaria. Según explica la misma Ioana en este reportaje, fue en Barcelona donde conoció el zapateado y son veracruzano en 2008, y desde entonces empezó a cantar y a zapatear al lado de Nandy Luna, tlacotalpeña. Ella y algunas telenovelas forjaron su amor por Veracruz desde Barcelona.
“Me siento veracruzana, como si fuera jarocha, aunque venga de 17 mil kilómetros de aquí”, expresa la estudiante rumana
En España se sabe mucho de Veracruz, hay una fuerte conexión entre Xalapa y Barcelona, afirma
Tlacotalpan, Ver.- El potencial cultural de nuestro estado no conoce fronteras. Uno de sus emblemas, el son jarocho, puede conquistar a quien lo escuche sin importar distancias, cultura, religión o país, como a Ioana Cornea, una joven rumana de 27 años que, en pocas palabras, dice estar profundamente enamorada de Veracruz.
Ioana, quien visita Tlacotalpan con motivo de las fiestas de La Candelaria, es estudiante de un doctorado en Traducción orientado a la lexicografía en la Ciudad de México. Explica que su estancia en nuestro país se la debe al son jarocho, al sonoro embrujo de una jarana que en manos de un sonero escuchó cantar en 2009, en Barcelona, España.
Refiere que viajó en 2008 a España para iniciar sus estudios y en 2009 escuchó a un amigo cantar. “Era La Bamba. Fue la melodía que escuché y desde aquel entonces el son me fascinó, me transportó y supe entonces que era de Veracruz, al que conocía gracias a Corazón Salvaje, una telenovela que veía en Rumania. Por las telenovelas es que aprendí español”.
También recuerda que, al ver la serie televisiva, conoció San Juan de Ulúa, lo cual incrementó su deseo de conocer el puerto de Veracruz y por ello aumentó su pasión por la tierra jarocha, pero el impacto más intenso y que la hizo decidir venir a Veracruz fue, en definitiva, el son.
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Fue tanto su deseo y gusto por nuestra cultura, que de inmediato, en colaboración con una amiga tlacotalpeña, Nandi Luna, iniciaron las clases de zapateo, talleres y demás dinámicas para el aprendizaje de un mundo, intenso, vibrante que acabaría por transportarla a su origen, Veracruz.
“Yo comencé a zapatear, yo no tocaba ningún instrumento y se me hacía muy difícil porque no soy música; también el ca-fé-con-pan (como es conocido un paso básico del son jarocho por su ritmo marcado en cuatro tiempos) se me complicaba, a tal grado que contaba en rumano dos, dos, uno, porque no tenía modo de realizarlo bien y fue así, con mucho esfuerzo, que lo logré”.
En excelente español, explica que tiene apenas un resabio de su maternal rumano. Así fue aprendiendo sones como El Colás, El Buscapiés y La Bamba, y gracias a que compró una jarana que un amigo le llevó a Barcelona en 2010, entonces pudo imprimir mayor esfuerzo a su aventura intercultural.
“Ahora el reto era aprender a tocarla. No tenía idea de nada, dónde podía obtener un Sol, Do, Re, Fa, alguna nota musical siquiera. Entonces busqué exhaustivamente, encontré tutoriales en Internet y comencé a ver cómo era el movimiento de la mano para rasgar las cuerdas y también cómo podía crear los acordes. Luego aprendí ya metódicamente”.
Ioana Cornea recuerda que su encuentro con el son jarocho fue una circunstancia “de amor a primera vista, porque el son sale del corazón, y cuando lo escucho o lo bailo lo siento muy profundamente, y esto es bello, porque no soy mexicana ni veracruzana y mucho menos jarocha” dice entre risas y añade: “Pero me siento veracruzana, como si fuera jarocha aunque venga de 17 mil kilómetros de aquí”.
Ioana, quien actualmente estudia en el Colegio de México, en el Distrito Federal, recuerda que fue a los 14 años cuando inició el aprendizaje del español, un idioma que ahora le permite conocer con profundidad la cultura veracruzana y la mexicana y algo que para ella es vital: el contenido, las emociones y todo lo que encierra un son jarocho en sus letras.
“Todo lo que suene a Veracruz y lo que tenga que ver con México me cimbra, y en cuanto al son, es un género musical muy integrante: captas los ritmos, escuchas la jarana, el león, el requinto, y ya, te atrapa y entras en otro mundo”.
“¿Qué hago aquí?”, se pregunta, y narra que algunos amigos le hablaron del lugar y la fiesta de La Candelaria y que, gracias al Ahualulco, el son, vivió un nuevo encanto. “Qué bonito es Veracruz, Alvarado y Tlacotalpan”, dice la letra del son, y al escucharlo, me dije: Soy de Tlacotalpan, porque desde el nombre tan sonoro, no puede sino ser un lugar bello, aunque nunca había estado ahí, aunque la conocía en fotografías”.
Del antes y el después, el cómo imaginaba y cómo vive Veracruz, Ioana señala que es simple: antes era un lugar casi mítico, un espacio de fantasía y ensoñación del que leía e investigaba todo, y ahora es experiencia tangible. Antes lo leía e imaginaba, ahora lo vive.
“En Rumania se sorprenden y me preguntan si me integré a Veracruz y yo les respondo: ¿A qué voy a integrarme, si siento que estoy en mi casa? Me siento feliz comiendo picante y tortilla, lo que comemos todos cada día”.
Refiere que en casa, siempre supieron de su afición a México y que desde niña supo que había algo importante de su vida en nuestro país y por Veracruz igual, una fascinación intensa. “Es uno de los estados que más conozco y uno por los que más he viajado”.
Visiblemente emocionada, comparte una anécdota familiar. Cuando conoció el son, le regalaron un disco para que lo escuchara. Llegó a casa y preguntó a su padre cómo se bailaba, porque el taconeo algo tenía de flamenco. “Escuchamos El Colás, vimos en youtube más o menos cómo era el baile” y minutos más tarde y sin saber, bailaban son, muy a su manera, con toda la libertad de sentirlo y vivirlo a 17 mil kilómetros de distancia, en Rumania.
Ioana Cornea reside en México temporalmente. En dos meses más, deberá regresar a Barcelona, donde vive desde hace cuatro años. Veracruz es un estado que suena mucho en España. “Ahora las noticias viajan más rápidamente y en España se sabe mucho de Veracruz, y hay una fuerte conexión entre Xalapa y Barcelona”.
Para concluir y haciendo un esfuerzo por reducir sus experiencias, afectos, emociones, explica que, al pronunciar Veracruz, le vienen a la mente tres palabras: cariño, amor y generosidad. Así es Veracruz, así es su gente, dice y calla, toma la jarana y toca un son.

Si quieren leer el reportaje entero, pueden clicar este enlace: Veracruzanos

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