martes, 12 de febrero de 2013

El Parlamento de Catalunya y su soberanía, de JM Murià

Les compartimos el artículo del historiador mexicano José María Murià, en el diario El Informador, de Guadalajara.
Además de los goles de Messi y los triunfos del Club de Futbol Barcelona, ahora los ojos de mucha gente están puestos en Cataluña por el gran avance que ha logrado recientemente en su búsqueda de una mayor soberanía. 
Cabe señalar que, además de la crisis económica, ha coadyuvado sobremanera a fortalecer el independentismo catalán la tozudez, intransigencia, prepotencia y altanería con que se ha desenvuelto el Gobierno central español que, a menudo, recuerda con sus argumentos a la criminal dictadura franquista. Ni las millonarias manifestaciones independentistas les han hecho ver que tenían que cambiar sus actitudes. Recuerdan a aquel virrey de la Nueva España que, al finalizar el XVIII, decía que los novohispanos estaban solamente “para callar y obedecer…” 
Pero también es cierto que los síntomas de que Cataluña y España tienen tantas diferencias y antagonismos que vienen de mucho tiempo atrás y tarde o temprano tenían que evidenciar la incompatibilidad, máxime la actitud intolerante de tantos españoles para estas diferencia. Si la memoria no me falla, fue alrededor del 17 de octubre de 1962 cuando apareció en periódicos mexicanos un desplegado que firmó una serie de “iluminados”, “ilusos” y “prófugos de la realidad” —como se les dijo infinidad de veces— que reclamaban el derecho catalán a su autodeterminación. 
Pues resulta que, a tales “iluminados” y demás, el paso de medio siglo les ha dado la razón. Cálculos prudentes sugieren que hoy un poco menos de 70% de los electores de Cataluña, a pesar de los muchos inmigrantes de diferentes regiones de España que viven en ella, está dispuesto a decir que “sí” a la pregunta de si quiere constituir un nuevo estado nacional de la Unión Europea. Pues bien, el pasado martes se dio un paso más: el Parlamento aprobó por abrumadora mayoría de partidos de todas las tendencias, desde los antiguos comunistas hasta los más conservadores, “hacer efectivo el ejercicio del derecho a decidir que los ciudadanos de Cataluña puedan decidir su futuro político colectivo”. 
Solamente se opusieron los partidos que en realidad son sucursales de partidos españoles, como el Partido Popular y el Partido Socialista de Cataluña (PSOE) —aunque 25% de estos últimos se les salió del huacal y se sumó a la mayoría—. Su argumento es que por más socialistas que sean, antes que otra cosa son catalanes. Tal como lo dijo el general conservador Miguel Negrete a Ignacio Zaragoza antes de la batalla del 5 de mayo: “Tengo Patria antes que partido”.

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