viernes, 23 de marzo de 2012

Lila Downs vuelve a Barcelona

Lila Downs nunca graba discos porque sí. Sus cancioneros son siempre una excusa para profundizar en la cultura de su país. Tras cantar a la frontera, a las razas, a las cantinas y a los rituales, en Pecados y milagros , el que hoy (21.00 horas) presenta en el Palau de la Música dentro del Festival Mil·leni, esta cantante mexicana bucea en el complejo mundo de la fe y en todas esas contradicciones que conlleva cualquier creencia religiosa en un país especialmente contradictorio y apasionado como el suyo.
En México, la religión cristiana se incorporó a la tradición indígena, lo cual implica que la práctica de los exvotos (las ofrendas que se brindan al santo para agradecer o suplicar milagros) sea especialmente vistosa y que la mezcla de tan dispares creencias genere tremendos conflictos morales. Downs creció entre Oaxaca y Minesota y confiesa que al principio lo veía con distancia. «Con el tiempo he aprendido que las contradicciones son la materia de la que estamos hechos los mexicanos. La expresión de nuestra fe es muy compleja y eso tiene mucho que ver con nuestras raíces indígenas. Es algo que ahora respeto y agradezco», asume la cantante y antropóloga Lila.
Un disco suyo no solo se construye con canciones sino mediante un largo proceso de documentación y entrevistas con personas que han enriquecido su visión. «Creía que la gente de generaciones anteriores era muy tradicional: de ir a misa... Pero me fascina cómo conciben el bien y el mal y, al mismo tiempo, me da terror», reconoce. Religión y muerte están tan unidas en su cultura que incluso «hay lugares de México donde se concibe que se puede pecar un día concreto del año sin consecuencia». Y apunta que quizá eso explica que su país cargue «con esa cruz tan pesada que es la violencia».
Quizá por ello, Pecados y milagros también incluye lo más parecido a un narcocorrido que jamás ha grabado Lila Downs, La reyna del inframundo . Su opinión respecto a tan controvertido género musical es esta: «He visto muchas mujeres jóvenes involucrarse en el crimen organizado y me impresiona mucho. Toda música puede ser peligrosa, pero también la vida lo es. Y esas expresiones son necesidades de nuestra realidad». Hablamos de México, un país donde «mucha gente cree en una sociedad más justa y, a la vez, cree en llevar una pistola en la cintura».

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