lunes, 6 de febrero de 2012

Tàpies en México

Avui que hem de lamentar la mort d'un dels creadors catalans més internacionals, i probablement l'artista català més important del segle XX, al costat de Miró i Dalí, recordem la presència de l'artista a Mèxic a través d'aquest article
(A la foto, l'obra de Tàpies que va comprar Rufino Tamayo)
La presencia de la obra de Tapies en México ha sido bastante abundante. Del pintor, dibujante, grabador, escultor, instalador y elaborador de tapices, se pudieron ver por primera vez trabajos suyos en este paí­s en 1974, primero cuando la galerí­a Juan Martí­n presentó Grá¡fica Española Contemporánea. En el conjunto destacaba Bandera catalana, estampa de gran fuerza significante: una bandera libertaria parecí­a haber salido tremulante del cuadro.
Entre las exposiciones españolas en México, en ese 1974, tuvo particular vigor y resonancia la de Maestros de la pintura española actual, presentada en el Museo de Arte Moderno de Chapultepec. Entonces el público volvió a encontrarse, entre otros, con Antoni Tàpies. Abría la muestra su gran pintura Banda roja colgante, de 1971, que poco después fue adquirida por Rufino Tamayo para su colección de arte contemporáneo internacional. En su pintura, Tápies se mostraba no sólo como el metafísico de una tectónica, sino como el creador de un lenguaje capaz de escurrir su elocuencia por las delgadas fisuras que se le habí­an escapado al censor franquista al vigilar la construcció de una estructura plástica aparentemente monolítica. Tápies ya había superado la etapa de las texturas como una finalidad en sí­ misma, así como la de los esgrafiados en un juego de formas puras. Seguramente aquella etapa temprana, que lo había convertido en uno de los líderes universales del arte povera, fue necesaria para conquistar ese otro lenguaje plástico que adquiriría una elocuencia útil e impostergable.
A finales de 1975, en la galerí­a Ponce de la Ciudad de México, se expusieron 53 gráficas de Tápies, las cuales se desarrollaban en dos vectores preponderantes: l) la negación del objeto artístico, y 2) gestos emocionales de sentido protestatario. Tápies privilegiaba lo gestual sobre el exceso de manualidad artesanal, pues pretendía revitalizar el sentido crítico del receptor, al que rechazaba como espectador pasivo. El suyo era un llamado al juicio crí­tico del que mira.
El proyecto estético del catalán quedó ampliamente refrendado en 1981, con su exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Chapultepec. En 1991, el museo Rufino Tamayo recibió en sus salas Constancias del arte catalán actual, con 53 obras de 29 artistas. Aquí la figura estelar fue Tápies, con siete piezas producidas entre 1960 y 1990, cuya energía simbólica fue cambiando con el paso del tiempo. Las cruces, las figuras desmembradas y los rayados se habían vuelto signos con menos carga o subyacencia histórica. Lo que ahora sobresalía eran los sistemas de impulsos caligráficos.
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En junio y agosto de 1991, el Museo de Arte Moderno de Nueva York fue el intermediario para que el Centro Cultural Arte Contemporáneo de la Ciudad de México recibiera una individual de Tápies consistente en 63 estampas y 10 libros de artista. En 1997, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, envió al Palacio de Bellas Artes del INBA una gran muestra con obras de su colección: España. Siglo XX. Entre las 120 esculturas, instalaciones, pinturas, dibujos y grabados de 41 artistas, Tápies figuraba con tres pinturas de 1955, 1975 y 1987. Esta última, titulada Desnudo y signos blancos, permitió apreciar una evidente figuración cargada de sutil erotismo. 
La útima presencia de obra de Tápies en México fue en el Museo de Arte de Zapopan, Jalisco (Tápies en perspectiva), enviada por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona para ser expuesta entre 2004 y 2005. Después debía exponerse en Monterrey 14 libros de Tàpies con litografías, pero por problemas económicos no pudo realizarse.

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