viernes, 27 de enero de 2012

Se presenta el libro "Esquerra a Mèxic", en el Orfeó Català de México

Artículo del diario La Jornada
Recuperar la memoria histórica, sin ánimo de venganza ni para ajustar cuentas, sino para colocar los hechos en su justo sitio, es uno de los grandes pendientes que España tiene aún por resarcir en relación con el franquismo, así como con el exilio republicano provocado por ese régimen totalitario.
De ello está convencido Josep Vall, director de la Fundación Josep Irla, del partido político Esquerra Republicana de Catalunya (Izquierda Republicana de Cataluña), quien visita México y anteanoche participó en la presentación del libro Esquerra a Mèxic.
Geólogo de formación, a su decir la amnesia que ha prevalecido en el Estado español respecto de ese oscuro pasaje de su historia se debe a los resabios de la férrea represión que impuso la dictadura franquista, además de que así conviene a los intereses políticos de sus herederos, representados por el Partido Popular.
Estados como Chile o Argentina, o Sudáfrica, nos pueden dar lecciones de cómo poner en su lugar la memoria histórica sin pedir venganza, porque ésta no tiene sentido; ninguna democracia clama venganza, pero sí justicia y, sobre todo, memoria, porque de ella se aprende, dice en entrevista.
Los pueblos que no aprenden de su memoria histórica están condenados a repetir sus errores. Y eso que se ha producido en Chile, Argentina o Sudáfrica, que no es un ajuste de cuentas, sino la creación de comisiones de la verdad, no se dio en España.
En lugar de eso, dice, en el país ibérico se creó una ley de amnistía en 1977, durante la transición del franquismo a la democracia, ordenamiento que provocó amnistía, pero sobre todo amnesia.
Abunda: “Y durante 30 años ha habido amnesia respecto de la dictadura franquista, y el Partido Popular –integrado por los herederos del franquismo a nivel sociológico, pues son partido de derechas, pero también biográfico, pues son los hijos y nietos de los ministros y demás élite franquista– ha estado muy interesado en que nunca se toque este tema y dejar en el olvido el pasado.”
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El director de la fundación Irla reconoce que hubo ciertos avances por recuperar la memoria de ese periodo español durante la reciente gestión como presidente de José Luis Rodríguez Zapatero, quien es nieto de un militar que fue fusilado por mantenerse leal a la República.
Son los nietos de quienes les tocó vivir la dictadura los que se preguntan qué pasó con los abuelos, indica. La represión fue tan bestial que la siguiente generación no quería hablar de ello por miedo a las represalias.
Antes, durante la presentación del libro Esquerra a Mèxic, en la sede del Orfeo Catalán de México, Josep Vall destacó que dicho volumen es un acto de justicia histórica al rendir homenaje a aquellos militantes de ese partido político catalán que debieron emigrar a México a raíz de la derrota republicana en 1939.
En el libro se alude a un episodio más amplio del exilio catalán en México. Se calcula que fueron unos 4 mil catalanes en el contingente de los 20 mil republicanos españoles acogidos por México en el sexenio de Cárdenas, dijo.
De ese total de catalanes, 300 eran militantes de Esquerra Republicana de Cataluña. Entre ellos había consejeros de la Generalitat, ministros de gobierno español, alcaldes y militantes de base, con oficios disímiles, como comerciantes, impresores, agricultores, médicos y arquitectos.
Vall recalcó la importancia de entender que aquél era el partido hegemónico de la Cataluña republicana, el que proclamó la república en Cataluña y que recuperó allí el autogobierno, el cual tenía 200 años de haber sido abolido por la corona española a fuerza de las armas, en 1714.
Durante el franquismo, abundó, Esquerra fue un organismo político ilegal y clandestino, y debió organizarse en el extranjero, en Francia, Bélgica, Venezuela, Gran Bretaña y México, país este último que desempeñó un papel central, pues aquí se estableció la dirección mundial de ese partido.
Editado por la Fundación Josep Irla, el libro recoge las biografías de 274 de los más de 300 militantes de ese partido que se exiliaron en México.

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