Fa uns dies, una imatge polèmica donava la volta al món. Les úniques dones que apareixien a la Missa de Dedicació de la Sagrada Familia, que va oficiar Benet XVI, eren les monjes que netejaven l'altar després d'haver estat untat pel Sant Pare. Entre elles la queretana Maria de la Luz Olvera.
La Vanguardia les ha entrevistat avui. Pertanyen a l'ordre de les Auxiliars Parroquials de Crist Sacerdot, i creuen que el que van fer és un privilegi i no un menyspreu de l'Església al paper de la dona.
La congregación, que cuenta con unas 200 religiosas en España, lleva 56 años en la seo barcelonesa. Tiene también casas en México, Argentina e Italia. En puridad, y aunque estas monjas se centran en la atención al culto, realizan otros servicios parroquiales, como llevar la comunión a enfermos y atender a los monaguillos. "El canónigo Gurruchaga fue un gran promotor de las misiones, la liturgia y la línea de colaboración de las mujeres en la Iglesia –arguye el sacerdote Josep M. Martí i Bonet, canónigo de la catedral–. Estas religiosas quieren ser las auxiliares de Cristo en el servicio del culto divino, especialmente en iglesias catedrales y parroquiales. Se consideran, a mi modo de ver, una especie de restauración de las diaconisas que tantos servicios prestaron en la Iglesia primitiva".
Con nostalgia de las diaconisas habla también la hermana María de la Luz Olvera, mexicana de Querétaro, atareada en la sacristía catedralicia: "Son recuerdos históricos que se están perdiendo, pero las mujeres de la Iglesia primitiva tenían mucha presencia en la liturgia". Cuenta esta religiosa que más de un feligrés le ha preguntado por la limpieza del altar durante la ceremonia del domingo. "Pero si en el trabajo de cada día lo que menos hacemos es limpiar", protesta
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