Cada uno de los seres humanos aloja todo el mundo en su cabeza. Así lo escuchaba hace algunos días en una cinta cinematográfica y la frase no ha parado de darme vueltas desde entonces. De alguna manera, en efecto, allí en nuestro interior, se pueden fraguar todos los puntos de vista, todas las sensaciones, perspectivas, profundidades. En nuestra cabeza el mundo puede atormentarnos pero, si así lo preferimos, también puede hacernos intensamente felices. Todo depende del mundo que nos propongamos construir.
Si aceptamos el enunciado, también debemos mirar sus consecuencias. Nuestro mundo interior será del tamaño, del carácter, tendrá los matices de cuanto vayamos conociendo y asimilando, de cuanto vayamos haciendo nuestro. Mientras más amplio el mundo exterior que se conozca y profundice, más mundo interior, más su amplitud y posibilidades.
Por ello, cuando José Montes Nicolás, pintor oaxaqueño radicado desde hace muchos años en Barcelona, me comentó que habría una importante presencia de Oaxaca en aquella ciudad por estos días, no pude más que entusiasmarme. Supe entonces que los catalanes aprenderían mucho de nuestra cultura y también que los artistas y personajes que tendrán la oportunidad de estar por esos lares, podrán ampliar sus perspectivas del mundo, de su mundo.
La sola presencia en ciudades como Barcelona tiene la capacidad de transformar la sensibilidad y la mirada. Hubo quien, hace no mucho tiempo, me decía que si él tuviera la oportunidad de decidir sobre una determinada política pública, lo primero que procuraría es intensificar los intercambios internacionales, favorecer las residencias artísticas y profesionales, propiciar que los ojos se desviaran del ombligo y fueran a parar, por fin, al inmenso escenario que nos espera allá fuera.
Desde el primer Tercer Sector que escribimos, hace ya algunos meses, citábamos al Ernest Jünger de Heliópolis: “El mundo sería como un libro, de cuyas infinitas páginas vemos tan sólo la única que está abierta”. Sucedió así porque me parece fundamental que las otras páginas sean acercadas a las manos de los lectores de tal manera que las puedan leer y contar, compartir, vislumbrar. Nada resulta más satisfactorio que compartir una página con alguien porque al final, en una parte de ese infinito libro de los seres humanos, ha tenido lugar ese específico encuentro entre página y lector, entre su mensaje y ese mundo.
CINE SOBRE OAXACA
Vive México Barcelona 2011 es un conjunto de actividades que ya iniciaron, el primero de septiembre, pero que concluirán el día 23. Dentro de esta presencia general de nuestro país, Oaxaca, decíamos tendrá una importancia significativa. Una de las partes preponderantes será un ciclo de cine contemporáneo donde 4 cintas están íntimamente relacionadas con el estado:
“Espiral” de Jorge Pérez Solano, que trata la historia de Diamantina y Araceli, dos jóvenes mixtecas que viven la partida de sus respectivos “hombres” al Norte.
“2501 Migrantes: Los Ausentes” de Yolanda Cruz, documental sobre la obra de Alejandro Santiago, inspirada en el regreso de Alejandro a la Sierra Zapoteca y a su creación 2501 Migrantes en aquel taller de barro. Yo mismo tuve la oportunidad de visitar a Alejandro en aquel lugar, acompañando a Juan Alcázar, y fue una oportunidad extraordinaria para reencontrarse con las historias de personas como nosotros que toman la decisión determinante de partir, pero sin irse del todo.
“Bajo California” de Juan Carlos Bolado, recorrido que va de Baja California hasta las montañas de San Francisco de la Sierra. También: “El Rebozo de mi madre” de Itandehui Jansen, documental de y sobre Chalcatongo, construido a partir de los diálogos de sus propios habitantes.
“El lugar de las nubes” de Nicolás Rojas, que trata ese tema central de nuestro patrimonio que son las lenguas y la educación indígena. Y, finalmente, “Norteado” de Rigoberto Pérez Cano.
Destaco los títulos porque el cine es una buena manera, lo ha sido siempre, de aproximarse al conocimiento de otros rumbos. En Barcelona, la proyección de estas cintas seguramente acercará a muchos a nuestras tierras. Pero bien valdría la pena que las mismas se proyectaran aquí mismo en Oaxaca, en un ejercicio de autoconocimiento que tanto nos hace falta y que a veces es la causa de que ciertos rubros de nuestras convivencia no logren consolidarse.
EXPOSICIÓN DE JOSÉ MONTES
No puedo dejar atrás la mención de la exposición de José Montes Nicolás, oaxaqueño egresado de San Carlos, y residente en Barcelona. Sus obras se expondrán en una importante galería de la ciudad. Como dice su presentación para Vive México: “Su implicación creciente con la vida social barcelonesa lo ha llevado a incrementar sus apariciones artísticas, no limitándose a la pintura sino también llevando su arte a otros campos. Fruto de ello es la participación en el diseño y montaje de altares de difuntos dentro del circuito de altares del Consulado General de México en Barcelona, la participación en el encuentro Internacional del Land Art Girona representando a México, y la creación de arte en directo a través de las actividades de MEXCAT”
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